Los nuevos muros de la prisión global
El escritor inglés John Berger escribe en su ensayo “Los nuevos muros de la prisión global” que vivimos una época de libertad circunstancial. No se trata de pensar la libertad como un concepto general, sino de percibir esos “fragmentos de libertad apenas aparecen”.
Busca Berger una metáfora que le permita describir la situación actual: “El signo distintivo que encontré es la prisión. Nada menos. A lo largo y a lo ancho del planeta, estamos viviendo en una prisión. ¿Cómo está construida? ¿Dónde está? ¿O sólo estoy usando la palabra como figura del discurso? No, no es una metáfora, el encarcelamiento es real.”
Sostiene Berger que, a diferencia del capitalismo industrial que requería del obrero encerrado en la fábrica, el financiero ha expandido los muros de su prisión por todo el mundo y que todos estamos encarcelados en shoppings, campos de refugiados, complejos de oficinas, countrys, villas de emergencia… Ese mundo, según el ensayista, tiene sus guardianes. Para él se trata ahora del mercado global que no reconoce las fronteras y los límites de toda tiranía. Las fuerzas corporativas del mercado son extraterritoriales y nunca sufren en carne propia las consecuencias físicas de sus acciones.
Dice Berger que estos poderes operan a través del ciberespacio “que otorga al mercado una velocidad de intercambio que es casi instantánea, y que es utilizada en todo el mundo de día y de noche para negociar. En esa velocidad no hay lugar para el dolor: participaciones del dolor quizá, pero no su padecimiento. La condición humana queda, pues, eliminada, excluida, de quienes operan el sistema. Los operadores están solos por ser completamente desalmados.”
Sin embargo, argumenta el novelista inglés, los encarcelados nunca ven su presente como definitivo. Para ellos, el sistema global cibernético diseña estrategias de adormecimiento a través de bombardearlos con informaciones desinformantes que les impiden ver lo que pasa de verdad más allá de sus pantallas. Pero los prisioneros - a lo largo de la historia- siempre han inventado formas de comunicarse entre sí y “al hacerlo, redescubren pequeños dones, ejemplos de coraje, una rosa solitaria en una cocina donde la comida no alcanza, dolores indelebles, lo infatigable de las madres, la risa, la ayuda mutua, el silencio, la resistencia cada vez más amplia, el sacrificio voluntario, más risa. . .”
Para Berger el sistema está habitado por una paradoja: los mercados, de tan extraterritoriales, se quedan en el ciberespacio y pierden contacto con lo real; mientras que los encarcelados, a través de las redes pueden establecer contactos que les permiten derribar las paredes en busca de la realidad.
Fuente: https://www.malsalvaje.com/2019/03/15/los-nuevos-muros-de-la-prision-global-un-ensayo-de-john-berger